Nuestra segunda marcha de otoño nos llevó a las estribaciones de la sierra cordobesa, donde pudimos realizar una ruta que unía la exuberancia de la vegetación a una extensa memoria arqueológica, procedente de las culturas romana y árabe, cuyos vestigios coexisten hoy en día, integrados en la armonía del paisaje.

 

Miles de años de historia contemplaron nuestro paso entre los sauces, los chopos, los álamos, alisos y otros altísimos árboles de ribera. La belleza del lugar es tal que en su día, inspiró numerosas obras de literatura árabe. También fue escogido por famosos cineastas como escenario privilegiado para rodar sus mejores películas -entre ellas la que da vida al emperador Nerón protagonizada por Peter Ustinov-. A su vez los romanos construyeron allí, en el siglo I d.C., el acueducto al que llamaron “Aqua Augusta”, obra de ingeniería que se constituyó en el principal aporte hidráulico de la lujosa ciudad de Córdoba y de su no menos impresionante metrópoli Medina Azahara.

 

Pasado el acuífero de Popea, tomamos la senda que nos llevaría hasta el primer venero del arroyo Bejarano, paraje que nos sorprendió por la impresionante galería que tejían las hojas de sus árboles sobre el camino y que proyectaba un agradable velo de sombra sobre las aguas del río, y sobre el rico manto de musgos, líquenes y helechos que alfombraban el suelo.

 

 

El último tramo de nuestra marcha fue la visita al paraje denominado “La Fuente del Elefante”, donde pudimos admirar la preciosa escultura hispanomusulmana, que es casi única en su género. Se proyectó como surtidor de agua, en un tramo del antiguo acueducto.

popea 

A la hora del almuerzo, aprovechamos para incluir en el menú un exquisito rabo de toro, que fue vitoreado por unanimidad. La comida se sirvió en un restaurante “Halal” y su dueño nos aclaró el alcance del término: “lícito, ético, saludable” -según los conceptos de la Ley islámica, que prohíbe el consumo de alcohol asi comer animales que hayan fallecido de muerte natural, o que no hayan sido desangrados-. Pero también se hace extensivo a la corrección en el lenguaje, la vestimenta y el comportamiento. Como consecuencia de todo aquello, el restaurante, para obtener su certificado, hubo de suprimir de sus paredes un precioso cuadro de Julio Romero de Torres, porque su modelo, un poco descarada y ligera de ropa, no encajaba en el perfil “Halal”.

 

No pudimos ver Medina Azahara y nos anocheció en el viaje de vuelta. Córdoba está lejos, pero es tan hermosa que merece la pena visitarla, una y mil veces más.