Es una gran satisfacción presentar el libro de Martín Hernández-Palacios, un insigne compañero y jurista especializado en Derecho internacional y Derechos humanos, cuya impresionante trayectoria jurídica viene a igualarse a la literaria con esta magnífica obra sobre Don Álvaro de Bazán, el primer marqués de Santa Cruz.

Su reciente publicación ha sido un gran acierto de Ediciones Puertollano y un indiscutible éxito de ventas que no paro de recomendar a propios y extraños por su interés, su gran calidad literaria y su cuidada elaboración. El autor dedica el libro a su madre; y el actual Duque de San Carlos y Marqués del Viso, lo prologa con sobria elegancia, aludiendo, con acierto, al vacío editorial que viene a llenar esta obra, sobre la excepcional figura de su antepasado, Don Álvaro, admirable militar y persona.

 

El autor comienza expresando su lógica sorpresa al encontrar en el pequeño pueblo del Viso un palacio tan espectacular y un archivo de la Marina. Atribuye este casual descubrimiento a una inesperada “recompensa a su devoción por el teatro de Almagro” … y añade que: “Después de disfrutar con detenimiento del archivo y de asimilar su originalidad y belleza, me hice la promesa de investigar sobre la vida de tan destacado marino… extrañado de que su figura no sea más famosa.”


El libro es la más elocuente prueba de que el ejercicio de la profesión jurídica, ni está reñida con la investigación histórica, ni resulta ajena a la literatura. De hecho, no hay más que leer algunos textos jurídicos o incluso algunas sentencias para apreciar que la belleza y el exhaustivo rigor del lenguaje no se circunscriben exclusivamente a las obras de ficción.


Volviendo de nuevo a nuestra biografía, en su apasionante contexto histórico, de obligada lectura resulta el capítulo dedicado al perfil psicológico del protagonista, donde se ponen de relieve su destreza y pericia en las lides de la navegación, su prudencia y moderación a la hora de expresar opiniones y consejos, así como su inigualable valor, virtudes con las que conquistó triunfos imposibles. Relata también su sangre fría de estratega, su increíble capacidad de trabajo, su amor por el arte y la belleza, su inquebrantable lealtad y patriotismo amén de un sinfín de cualidades que le hicieron merecedor de la admiración y la estima de sus más exigentes contemporáneos, como el propio Felipe II.


El libro se vuelca sobre la faceta pública y política del personaje: analiza su decisiva participación en algunas batallas entre la que cabe destacar, ¡cómo no!, la batalla de Lepanto, cuando al frente de la escuadra de Socorro – compuesta por 38 galeras- consigue en pleno ardor de la contienda salvar a la nave capitana en la que luchaba Don Juan de Austria, justo cuando estaba siendo atacada por los turcos:


…” acosaban los enemigos a nuestra real y la tenían ya puesta en terrible apuro, cuando el heroico marqués de Santa Cruz… arrancando contra una de jenízaros que se acercaba a su popa, la deshizo con su artillería y aferrándose con otra pasó a la gente a cuchillo….” (Pág. 108)


Igual de interesantes resultan sus restantes hazañas bélicas: la lucha contra los piratas berberiscos, la liberación de la isla de Malta, la campaña de Túnez, la guerra con Portugal que unió ambos reinos para grandeza de España, la batalla de San Miguel, las luchas contra el pirata Drake, “uno de los peores enemigos de España” “…cuyo temible encuentro nunca se llegó a producir”; y por último “…su muerte ocurrida el día 9 de Febrero de 1588 a consecuencia de un tifus exantemático ocasionado por las pésimas condiciones higiénicas en las que se encontraban las tropas acantonadas en Lisboa”, circunstancia que se produjo cuando pertrechaba los galeones de la Escuadra Invencible, a la que muchos auguran una infinita mejor suerte si se hubiere hallado bajo su mando, porque Don Álvaro, que nunca perdió una batalla murió invicto:


“Era el mejor marino de Felipe II y sus hombres tenían una fe ciega en su mando.” (Pág. 204).


Álvaro de BazanPor último el libro finaliza con la cabecera de su testamento y con un breve recopilatorio de opiniones sobre él, titulado: “Lo que se ha dicho sobre el Marqués de Santa Cruz”. Como muestra valgan algunos ejemplos:

“Cualquier novela de aventuras resulta pobre ante los hechos que él llevó a cabo…”
“intrépido en las batallas, magnánimo en las victorias…”


Interesantísima resulta la inscripción de su tumba:

“Vencedor de los turcos en Lepanto y Albania; de los moros en Túnez, de los portugueses en Setúbal y Lisboa, de ingleses y franceses en las Terceras; terror de los infieles; peleó como caballero, escribió como doctor, vivió como héroe y murió como santo…”
“…Se le consideraba entre los buenos, si no el mejor del mundo… Pero no bastaba que el mejor del mundo fuera nuestro”.


Una excelente y extensa bibliografía completan esta joya literaria recomendable desde la primera página hasta la última, pues nos hará recuperar un mundo de emociones infinitas y un auténtico placer por la lectura.